Desde hace ya un par de años el graffiti en Montevideo ha tomado cierto impulso, dinamismo y exposición. Sumado a esto aparecen proyectos de difusión como el que nos convoca hoy, El Otro Montevideo. El auge de las bombas y de los murales colectivos han ido poniendo al graffiti en boca de todos.
Las repercusiones que toman ciertos nombres en la percepción de la ciudadanía. Desde el siempre polémico, anónimo y casi omnipresente Calush. Hasta los proyectos mas integradores de arte urbano como fue el Muta o más recientemente el Pintando Las Veredas De Tu Ciudad. Han hecho del graffiti un tema que incluso llegó a ser parte de la campaña política de varios partidos, tanto a favor como en contra.
Todos estos factores y muchos más han ido definiendo a la nueva generación del graffiti uruguayo. Hoy vemos una nueva escuela que se alza buscando un lugar de reconocimiento social y artístico. Nos muestran características que la distancian de la generación anterior, hoy el dinamismo, la organización y la comunicación son las armas que los definen.
Es un nuevo mapa que dibuja a la ciudad, y que de la mano de ciertos proyectos, el público general lo puede ver. Uno de esos proyectos es El Otro Montevideo, una nueva ventana que se abre para mostrarles a todos lo que está sucediendo ahí afuera en las calles con el arte urbano. Con seriedad, comunicación con los artistas y constante registro “pateando” las calles. Greco su creador, nos ofrece esta mirada, este acercamiento al arte urbano que está hoy transformando nuestra ciudad.
Chili a.k.a “Lleno de colores”
EL OTRO MONTEVIDEO |
Greco su creador nos dijo esto: …Desde que recuerdo me adentré en lo que yo llamo El otro Montevideo. He descubierto en la ciudad un juego divertido, personal, salir a trillar las calles, meterme en cualquier cuadra. Mirar (pero mirar de verdad), y buscar eso que es mi premio, y que lo dejan ahí, a un clic de mi cámara.
;Comenzás viendo algunas leyendas, restos de muros viejos, pintadas casi invisibles, y ves las nuevas. Las firmas recientes, colores salpicando revoques y ladrillos. Y empiezo a sentir el olor. Ya crucé varios barrios, ni sé que hora es, pero no me importa, lo estoy disfrutando. Doblo la cuadra porque presiento que ahí puede haber algo… y lo hay. Se me dibuja una leve sonrisa, ¡qué buen material! pienso. Mientras miro los detalles de ese graffiti, de ese mural. Saco varias fotos, y a seguir.
Es el otro Montevideo, que escapa al Montevideo y al Uruguay de todos los días. A las imágenes que ya sabemos, a los puntos que ya ubicamos. Son los muros hablando, gritando. Es el lugar donde no importa lo efímero de su existencia, sino el placer de crear en la calle. De plasmar ideas, de expresar con libertad, de decir “esto soy yo y mi cabeza, y mis manos y mi corazón”. Es un regalo a la ciudad apagada, la del viaje aburrido, la de las mismas cosas en cada esquina. Es el regalo a la gente que quiere ver más allá, que interpreta e imagina y se deja llevar.